Nuestros retos

Nuestros retos

Finca Collado es una antigua masía situada en el collado que separa el valle de Salinas y Villena, en la frontera del antiguo Reino de Valencia. Rodeada de viñas, olivos y almendros, el terreno y el clima son extremadamente duros. Tierras muy minerales y con elevada salinidad y margas calcáreas conforman un paraje excepcional, en un clima de transición entre el clima mediterráneo y el semiárido, con una escasísima pluviometría. El collado se encuentra al abrigo de la sierra de Salinas y la Sierra Cabrera y se divisa todo el valle de Salinas. Este valle se caracteriza por ser endorreico: no desagua a ningún otro valle y todas las aguas de escorrentía se acumulan al fondo del valle donde hay una laguna de agua salobre, ya que parte de los nacimientos de agua presentan una elevada salinidad.

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En estas condiciones, la vid era prácticamente un monocultivo en viñedos en vaso plantados a la antigua usanza, con un marco de plantación amplio para resistir las épocas de sequía. La masía era, como solía ser habitual, la propia bodega. Hasta que el declive de los vinos de calidad de Alicante llegó y todo se redujo a vinos de grandes producciones. Finca Collado no pudo competir.

A finales de los 80 del siglo pasado, la familia Castelló, propietaria de la finca, decidió retomar la actividad agrícola y a lo largo de los 90 se hicieron nuevas plantaciones de viñedo, almendro y olivar. Las variedades de uva que se plantaron entonces, Cabernet Sauvignon, Merlot, Chardonnay, eran variedades consideradas de más calidad, ninguneando toda una historia de vinos de calidad y convivencia con variedades autóctonas, algunas de ellas con más de 750 años documentados en la región, como el Monastrell.

A finales de los 90 se decidió rehabilitar la casa y la bodega para poder volver a vinificar como se había hecho anteriormente. El 2003 salió la primera botella embotellada de nuevo en la propiedad. Pero no fue hasta el 2010 que Finca Collado coge el impulso que nos ha llevado hasta hoy. Joan Guia, un joven enólogo con raíces en la zona y con una inquietud por recuperar variedades y formas de hacer, conoce Samuel Castelló, hijo de los propietarios y con fuerte carácter emprendedor.

Nuestros retos

Joan y Samuel ven en Finca Collado una oportunidad única de recuperar los vinos de calidad del Vinalopó y crear un proyecto a largo plazo. La dificultad es máxima: empiezan sin poder hacer grandes inversiones, con variedades que no son las que querrían y con todo por hacer. Saben que será un largo y arduo camino. Primero, deciden poner en valor lo que se tiene: mejorar la calidad de los vinos que hay y crear nuevos vinos con lo que se tiene: Finca Collado Chardonnay+Moscatel o Finca Collado Syrah+Monastrell son dos buenos ejemplos. Y dar a conocer Finca Collado como una bodega de la DOP Alicante que tiene cuidado por los vinos siempre buscando transmitir el placer del vino.

Mientras tanto, Joan Guia empieza a perfilar el proyecto: busca viñas viejas en los alrededores, porque el alma del proyecto es representar una zona con unas características únicas. Así es como nace Delit el 2015 (2012), un vino de parcela de más de 50 años con una elaboración muy respetuosa con el fruto, i Fet a Mà el 2016 (2014), un vino que representa a la perfección el vino de Salinas y, por extensión, el vino de Alicante, con viñas viejas de Monastrell en diferentes suelos pero todas del mismo término municipal. Y el 2019 nace Vi de Sal (2016), de un viñedo de extrema salinidad, lindante con la Laguna de Salinas, con una concentración y sedosidad increíbles.

En Finca Collado, Joan Guia i Samuel Castelló demuestran su carácter inconformista. Poca a poco, conducen el proyecto hacia el camino que se trazaron, sin tener miedo de dar un paso en falso. El 2017 empiezan a plantar nuevos viñedos a la manera antigua para elaborar nuevos vinos. Garnacha, Garnacha Blanca, Forcallat, Malvasía, Tintorera serán las variedades plantadas en Finca Collado, donde también hay Monastrell y Moscatel. Al mismo tiempo, continúan con la recuperación de variedades ancestrales y, después de un arduo pero bonito camino, encuentran viñas viejas de Bobal y Merseguera, ahora casi únicas.